Has elegido tu viaje soñado y por fin podrás ir a Japón, en Australia o en la Costa Oeste de Estados Unidos.
Te has preparado para el viaje con ilusión y ya lo tienes todo listo, pero ahora llega el momento de la verdad y te das cuenta de que llegar al destino significa horas y horas de avión. Sí, es así, y todo hay ninguna alternativa, ya que, a pesar de que se han inventado muchas cosas fantásticas, todavía no han conseguir resolver el tema de la teletransportación.
A pesar de los extensos sistemas de entretenimiento a bordo, ya sea películas, juegos o chats; casi todo el mundo coincide en que lo mejor que podemos hacer en un vuelo largo es dormir.
Un viaje dormido en el avión
- Llegar cansado en el avión:
El día antes de afrontar el vuelo transoceánico va bien hacer actividad física y dormir poco. Esto no significa irse de fiesta, porque a pesar de que llegará cansadosi tiene “resaca” no se encontrará bien.
- Utilizar una almohada, antifaz y tapones para los oídos:
Una almohada y, mejor si son los típicos de viaje (en forma de U), ya que nos ayuda a coger una buena posición para conciliar el sueño. Lo más importante es que sea blando y se adapte a tu cuello.
Siempre va bien llevar una protección para los ojos y tapones para los oídos para amortiguar el ruido del avión.
- Utilizar ropa cómoda:
Es importante llevar ropa holgada y con capas. A veces en la cabina puede hacer calor o frío. Siempre va bien pudo ponerse con manga corta y si es necesario poder abrigar (un fular, un jersey…).
Lo mejor es llevar zapatos cómodos. Unos calcetines pueden ser de utilidad si decidimos descalzarse nosotros.
- Llévate un pequeño neceser:
Cuando te despiertes, te gustará poder usar un cepillo de dientes y pasta, toallitas refrescantes, crema hidratante…
Llegarás más descansado y empezarás a disfrutar el viaje desde el primer día.